Acabo de notar que los personajes de mis libros y películas favoritos nunca buscaron la realización profesional, no se preocuparon por el desempleo, nunca se preocuparon por mandar su currículum a todas las oficinas que les fuera posible.
Ellos disfrutan del café, de un cigarro, de leer un libro, de caminar por las calles de Paris o de Argentina o de alguno de esos mágicos países que ahora son iguales a todo pero en esa época si eran mágicos. Y la gente es feliz trabajando en alguna librería o café.
Y se enamoran de alguien que pasa todos los días junto a algún balcón de alguna calle -que también es mágica de algún modo- y ese amor crece en silencio (porque así es como mejor crecen).
Y recorren las calles y se encuentran con esa persona sin buscarlo.Ellos disfrutan del café, de un cigarro, de leer un libro, de caminar por las calles de Paris o de Argentina o de alguno de esos mágicos países que ahora son iguales a todo pero en esa época si eran mágicos. Y la gente es feliz trabajando en alguna librería o café.
Y se enamoran de alguien que pasa todos los días junto a algún balcón de alguna calle -que también es mágica de algún modo- y ese amor crece en silencio (porque así es como mejor crecen).
Y escriben cosas y las cambian por comida o por alcohol.
Y nunca tienen dinero.
Y son felices.
No como yo.
Tirei daqui
Um comentário:
corretíssimo.
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